Los humedales poseen vegetación adaptada a ambientes muy húmedos, de inundación temporal o permanente. Durante los meses de invierno, en que se producen más lluvias, los humedales atrapan el agua que corre por las cuencas cercanas. Luego en verano, donde tenemos largos períodos de sequía, esta agua se libera lentamente, recargando de esta manera acuíferos subterráneos y superficiales.
Debido a esto, en los meses más fríos, el borde del espejo de agua se incrementa, pues se acumula un gran volumen de agua y durante los meses más calurosos, el borde del humedal se reduce, debido a la evaporación de agua y su filtración hacia los acuíferos. Debido a esta reducción en el tamaño de la laguna, las orillas quedan pantanosas y en algunos casos disminuye el nivel de oxígeno disuelto en el agua, lo cual ocasionalmente podría afectar a algunos peces y aves. Es por ello que nuestro equipo trabaja arduamente en el aseguramiento de un flujo de agua que permita el desarrollo de todas las especies presentes y además, permita la natural contracción de la laguna, lo cual, en temporada de verano, es un proceso necesario para las aves migratorias que necesitan alimentarse en el barro que se forma en la orilla.